Políticas lingüísticas y situación social de las lenguas en Guinea Ecuatorial

 Políticas lingüísticas y situación social de las lenguas

 En la actualidad, la sociedad ecuatoguineana está experimentando “una transformación de su equilibrio plurilingüístico”. A raíz de eso, es necesario establecer un “grupo de normas y reglas creadas especialmente para influenciar o modificar el comportamiento verbal de esta comunidad de hablantes.” (Hualde, J. y otros 2010: 521). En un mundo en el que las relaciones bilaterales y la historia política de ciertas lenguas, ejercen su hegemonía sobe otras, los patrones y políticas lingüísticas son un elemento clave para una convivencia y una preservación del acervo cultural de los pueblos. 
 Esas normas y políticas lingüísticas, en Guinea ecuatorial, pueden desempeñar un papel imponente en la estandarización de las lenguas nacionales y una reorganización de pautas que motiven a la creación de una variedad propia del español ecuatoguineano. La mayoría de las lenguas que hoy se emplean como vehículos comunicativos en este país son el fruto de la colonización y el de las relaciones, llamadas así bilaterales. La situación actual de nuestro país es la de un bilingüismo desequilibrado, es decir, diglosia, donde la lengua oficial y las cooficiales se está catapultando dejando en plano secundario las lenguas nacionales. 
 Desde la época colonial, se ha venido observando cómo el español (la lengua oficial) se ha ido consolidando, pujando, al mismo tiempo con el pichi “en la función de lengua franca intergrupal”. Por otro lado, en “las lenguas africanas, el fang ha desplazado a otras lenguas vernáculas” teniendo en cuenta la densidad de la población de esta etnia. Y en este sentido, podemos “ver alterada la distribución de funciones sociolingüísticas en una comunidad plurilingüe”. (Molina Martos 2006: 9). Guinea Ecuatorial maneja una política lingüística exoglósica. Es decir, que se emplea “una lengua no indígena”, sino lenguas “metropolitanas” o coloniales, para las funciones oficiales (Yakpo 2016) (J. Bibang 2016). Podemos observar que, en todos los niveles de la administración del país, la educación y los medios de comunicación, la lengua o lenguas empleadas son lenguas exógenas. Sin embargo, la ley “reconoce” y “promociona” las lenguas autóctonas, o “lenguas nacionales”, con un bajo estatus de protección. El artículo 4º de la ley fundamental establece como lengua oficial, el español, mientras que “las autóctonas se las considera sólo como parte del acervo cultural del país”.

La situación del español en Guinea Ecuatorial es sin duda privilegiada debido a su estatus respecto a las “lenguas ecuatoguineanas” y las otras “lenguas europeas: francés, el inglés o el portugués” (Molina Martos 2019:15). Su nivel es más alto incluso en la mente de los usuarios. Así lo entiende Castillo Barrill (1966:60): 
 Escribimos en español porque es nuestra lengua, tan nuestra como las consuetudinarias, y no para hacerle un favor a nadie, no para identificarnos miméticamente con nadie, ni para luchar contra nadie, sino como vehículo de expresión de nuestras emociones y de nuestra vitalidad. 

El español es la lengua oficial usada en la administración, la enseñanza, los medios de comunicación y como lengua de comunicación interétnica. En los recientes años, a través de convenios diplomáticos y relaciones bilaterales, “se ha logrado oficializarla en importantes organismos internacionales o africanos como la Comunidad Económica de Estados del África Central (CEFAC) o la Unión Africana (UA)”, de los que Guinea Ecuatorial es miembro. (Pié Jahn 2009:146). No obstante, a pesar de estar en una posición privilegiada, “el modelo de lengua que reciben en la escuela los futuros usuarios del español es insuficiente”. Esto se debe a que existen todavía lagunas por allanar, puesto que “la escuela, la familia y los medios de comunicación no garantizan un correcto uso de esta lengua”. (Bolekia 2005). Es importante destacar que “son muchas la fuerzas que intervienen en la instalación de una lengua como estándar nacional y entre ellas es decisivo el poder político y económico. Sin duda tales lenguas reflejan no sólo el habla sino también los intereses de las élites que controlan esos poderes”. (Velasco Maillo 2013:204). Las políticas lingüísticas deben llevarnos a la “normalización lingüística” y deben regular “políticas estatales y medidas sobre el uso de las lenguas en dominios importantes como la educación” (Bibang 2016). Pero, como se observa, las que se emplean en Guinea Ecuatorial no obligan a los usuarios a utilizar las lenguas nacionales en los ámbitos oficiales (educación, administración, etc.); más bien, quedan relegadas a un plano secundario, exclusivamente reservado a la esfera familiar. No obstante, “un pre-requisito para la formulación, desarrollo e implementación de una política lingüística viable es la documentación de la herencia lingüística del país. En Guinea Ecuatorial, aún debe hacerse mucho al respecto” (Yakpo 2011:14, 19). Se deben desplegar todos los esfuerzos necesarios para consolidar la lengua española en este país, y restaurar los las lenguas y culturas de nuestros pueblos.

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