LA DIALECTOLOGÍA Y EL ESTUDIO DE LA LENGUA MATERNA: LA LENGUA BUBI

INTRODUCCIÓN 

El vasto conocimiento que poseemos de las lenguas heredadas de los europeos nos condiciona, hoy al hablar de lo nuestro: tradiciones, lenguas, culturas, etc. Durante el largo proceso de la colonización,  muchos pueblos africanos han perdido su identidad cultural debido a la vejación y a los hostiles sistemas de administración empleados por muchas metrópolis; algunas de las cuales vieron como mejor alternativa extirpar desde la raíz todo vestigio cultural que contrastara con los moldes que ellos ya habían establecido en sus sociedades y por consiguiente, tenían en mente implantar en nuestras sociedades, consideradas desde su perspectiva, sociedades no civilizadas.

Las lenguas, que en la actualidad constituyen los principales vehículos comunicativos en un mundo cada vez más “global”, dominado por las “nuevas relaciones” diplomáticas, son por un lado, el fruto de la colonización y, por otro, el de la neocolonización.

A pesar del influjo de la “hipotética” globalización que se pregona, la supremacía de las lenguas occidentales como su hegemonía siguen primando sobre las lenguas de los pueblos que fueron colonizados: africanos y latinoamericanos. Es por ello que nuestro deber es el de restaurar los pocos residuos que han quedado de nuestras lenguas y culturas; las cuales, hasta entonces han sido estudiadas por los europeos valiéndose de los mismos criterios utilizados en el estudio de sus propias lenguas y culturas.

El constante desinterés hacia lo nuestro, está cada vez más llevándonos a una crisis de valores y a una posible desaparición de la identidad cultural de nuestros pueblos. La amalgama cultural está generando una heterogeneidad o hibridación cultural. En esta fusión, lamentablemente, los valores de nuestros pueblos se ven amenazados por la cultura occidental: ya sea mediante las lenguas heredadas de las antiguas metrópolis o mediante el campo tecnológico; bajo el catálogo de la globalización.

El hecho de que nuestras lenguas sean ágrafas, es decir, sin una escritura propia, no debe considerarse como un signo de “infantilismo intelectual”. Más bien, deberíamos aferrarnos a la labor realizada por algunos de los estudiosos africanos y seguir trabajando en pro de nuestras lenguas. Gracias a estos trabajos, por citar un ejemplo, gozamos hoy de un alfabeto fonético con el cual podemos transcribir los sonidos de nuestras lenguas.

En este trabajo, hablaremos detenidamente de la lengua bubi y de sus diferentes particularidades. Como una de las lenguas que conserva hasta en la actualidad arcaísmos del tronco común (bantú), es importante que exista un estudio en el que se recojan las distintas variedades de esta lengua, que por consiguiente es una de las más complejas entre las lenguas habladas en el territorio de Guinea Ecuatorial.

A lo largo de los años, han surgido rumores sin fundamento, en torno a la lengua bubi. Muchos han afirmado que no puede haber comunicación entre los del norte y los del sur. Pero, resulta que los que han dado estos argumentos sin un fundamento sólido, son personas que prácticamente desconocen el bubi, y que tienen pues, como principal instrumento comunicativo el pidging o el español.

El profesor Bolekia Boleká, en el su libro Curso de lengua bubi afirma que “dentro del bubi existen diferencias fonéticas y léxicas, fruto de la propia evolución de la lengua, pero no impiden la comunicación entre unos habitantes y otros”.

Esta afirmación es verídica. En este trabajo se demostrarán algunas de las pruebas fehacientes que nos muestran la veracidad de la afirmación del doctor Bolekia. Durante las encuestas realizadas nos hemos encontrado con personas que apenas dominan la lengua hablada en su zona, lo cual, le dificulta conocer las pequeñas particularidades que tiene y solo pueden conocerlas aquellos que poseen cierto conocimiento de la lengua.

Si no se realizan estudios preliminares para verificar si existe o no entre los dialectos del bubi, es imposible contrastar que la lengua es la misma, pero con unos matices de diferenciación. Estos aspectos diferenciales se deben principalmente a la “diseminación geográfica” o la delimitación geográfica.

La dialectología es el estudio de la variación geográfica y sociolingüística de la lengua. Debido a la ambigüedad e inconsistencia de los términos lengua y dialecto, en dialectología es frecuente el uso del término variedad lingüística para designar a la forma de comunicación verbal humana de rasgos razonablemente homogéneos usada por una comunidad lingüística.

Y como muestran los datos que manejamos en la actualidad, se han realizado pocos trabajos relacionados a nuestras lenguas.

La lengua bubi ha sido objeto de estudio por muchos africanistas europeos durante los siglos XIX y XX, pero estos investigadores siguieron los patrones lingüísticos de sus propias lenguas que contrastan con lo que son las lenguas africanas en general, y la lengua bubi en particular. Entre ellos tenemos al misionero Reverendo Padre Antonio Aymemí y los estudios más recientes son los trabajos del profesor y catedrático Justo Bolekia Boleká.

El esfuerzo desplegado por esos “pioneros”, si así llamarles; debe ser un punto de arranque para ir asentado la base de esta lengua que poco a poco se ve amenazada por las nuevas políticas lingüísticas adoptadas en el marco de las relaciones diplomáticas.

A pesar de las especulaciones de muchos, podemos darnos cuenta de que en las variedades dialectales del bubi puede haber comunicación entre los distintos usuarios. De hecho, se puede notar que existe comunicación cuando se saludan dos individuos, uno del norte y otro del sur.

En siguiente ejemplo de los saludos podemos ver las partularidades de las formas de saludar empleadas, tanto en la zona sur como en la zona norte:

Tuëá öbari (norte/Rebola) tyuë’ó vövari (sur/Moka) “buenos días”. En este trabajo, nos hemos valido de las opiniones de varios bubi-hablantes de diversas zonas de la isla de Bioko: Rebola, Baney, Bososo, Basupú-Fistown., Moka y Ruiché.

CONCEPTOS GENERALES

No podemos hablar de dialecto o de variedades de una lengua en concreto, sin tener bien claros los conceptos dialecto, variedad dialectal y lengua. Es importante asentar las bases de este trabajo. Tratándose de un trabajo dialectológico, los conceptos relacionados con la disciplina y su objeto de estudio. El esclarecerecimieto de algunos conceptos básicos relacionados con los estudios dialectológicos y sociolingüísticos ayudará a una mejor comprencion.

La Dialectología es una subdisciplina de la lingüística encargada del estudio de los dialectos y las distintas particularidades que presenta una lengua común desde un marco geográfico hasta las diferencias fonológicas y sintácticas de las secuencias empleadas por los usuarios de este instrumento comunicativo.

La lengua es el código utilizado por los humanos para comunicarse verbalmente. Sin embargo, ésta no constituye una estructura fija y rígida, sino cambiante que, a su vez,  presenta  variaciones según ciertos condiciones. Uno de estos condicionantes es el factor geográfico. Por esta razón, la variedad de una lengua ligada al aspecto geográfico y establecida por el origen, o residencia territorial del hablante se conoce como variedad diatópica o geográfica.

Según D. Crystal, “tradicionalmente, la dialectología ha sido el estudio de los dialectos regionales, y para muchos éste es todavía su principal objetivo. Pero en los últimos años los dialectólogos han estado prestando más atención al espacio social, además de al geográfico, para explicar el alcance de la variación lingüística”.

Lewandowski coincide con la misma idea al subrayar lo siguiente: Al aspecto puramente regional siguió pronto el sociológico, abriendo la perspectiva de que las diferencias sociales están representadas dialectalmente”.

La dialectología está estrechamente ligada a la diseminación geográfica, ya que una lengua común se fragmenta en distintos variedades y en distintos puntos geográficos,  guardando d, de este modo, el sustrato o elementos convergentes que permitan distinguir si una determinada variedad geográfica o un dialecto pertenece a un tronco común.

Algunos lingüistas para analizar la dialectología se sujetan a otras disciplinas. Tal es el caso de  Ferdinand de Saussure. Éste nos remite a la lingüística externa como el macrosistema al que pertenece el subsistema o la subdisciplina que constituye la dialectología: “Por último, todo cuanto se refiere a la extensión geográfica de las lenguas y a su fraccionamiento dialectal cae en la lingüística externa. Sin duda, éste es el punto en donde la distinción entre ella y la lingüística interna parece más paradójica: hasta tal extremo está el fenómeno geográfico estrechamente asociado con la existencia de toda lengua; y, sin embargo, en realidad, la geografía no toca al organismo interno del idioma”[1].

Las palabras de Saussure muestran que la fragmentación o extensión geográfica de una determinada lengua se enmarca en un determinado campo de estudio en el que la lingüística general no recurrirá a otras subdisciplinas que puedan realizar un estudio más profundo al respecto.

El dialecto constituye una variedad del lenguaje y de la lengua según el usuario. Está condicionado por la pertenencia social (región geográfica, situación económica, edad); pues, el dialecto viene a ser lo que un individuo habla debido a lo que es, y su  pertenencia a un grupo social reducido dentro de otro grupo más amplio que tienen una lengua común, como instrumento comunicativo.

LA DIALECTOLOGÍA Y EL ESTUDIO DE LA LENGUA MATERNA.

La lengua y la educación son factores importantes de democratización social, de paz y de participación del pueblo en su propio desarrollo”. “Los pueblos que se han desarrollado en el mundo no lo han conseguido a partir de las culturas ajenas, sino a partir de sus propias culturas y lenguas revalorizadas”.

MBUYI KABUNDA BADI

A partir del lingüista italiano Graziadio Ascoli, comienza el interés por conocer las hablas populares, sobre todo, en lo respecta al aspecto geográfico. Las particularidades de las lenguas en los siglos pasados ha sido el objeto de estudio de muchos lingüistas, hasta el surgimiento de lo que supuso finalmente una subdisciplina de la lingüística, la dialectología.

La lengua ha constituido el instrumento comunicativo empleado por los seres humanos, esta a su vez se ha ido evolucionando al ritmo del tiempo. De modo que evolucionaban las culturas hasta constituir lo que han sido las imponentes civilizaciones, las lenguas de dichas culturas y pueblos también han evolucionado.

Juan Manuel Álvarez Méndez, haciendo un estudio comparativo entre la lingüística y la pedagogía afirma que “ no hace falta profundizar demasiado en torno a la problemática de la enseñanza de la lengua materna para tomar conciencia de la difícil situación en que se encuentra”.[1]

Álvarez Méndez, exponiendo algunas problemáticas que se encuentran a la hora de aprender la lengua materna, tomando como referencia el español y destaca algunos aspectos que generan dicha problemática. Uno de estos aspectos, es el desinterés que en ocasiones se nota en las aulas de clase cuando los alumnos deben recibir la asignatura de Lengua Española.

Esta situación se puede observar en muchas sociedades hispanohablantes. Extrapolando esta misma situación a nuestro contexto, nos topamos con el mismo problema en relación al estudio profundo del instrumento comunicativo heredado de nuestros ancestros. A diferencia de las lenguas que denominamos oficiales, nuestras lenguas carecen prácticamente del material necesario para poder ser impartidas en los colegios. Son ágrafas y con poco estudio en relación a sus niveles y estructuras: fonológica, fonética, morfológica, sintáctica, semántica, etc.

Nos encontramos con un fenómeno que cada vez más aterra a las mentes inquietas. En la actualidad son pocos los niños que sepan hablar su lengua materna en Guinea Ecuatorial. Algunas lenguas como el Bubi sufren una más fuerte vejación por parte del español principalmente y las otras lenguas con las que coexiste, tal es caso del pidgin. Si añadimos el poco esfuerzo desplegado en la investigación, es decir asentar las bases que estandaricen nuestras lenguas, hablaríamos de la indiferencia y el desinterés que priman.

Frente a estas problemáticas podemos darnos cuenta cuán lejos seguimos, en cuanto al desarrollo, el aprendizaje sistemático de nuestras lenguas. Como puntualizamos en la introducción son pocos los trabajos de investigación realizados en pro del conocimiento de muchos aspectos de nuestras lenguas, tales como la gramática, semántica, variedades lingüísticas, etc.

Este código, instrumento de comunicación o un conjunto de signos que constituye la lengua, el individuo debe aprenderlo teniendo en cuenta los factores que influyen en la sociedad en la que se emplea dicha lengua. A diferencia del lenguaje como capacidad que poseen los hombres para comunicarse, la lengua requiere un aprendizaje.

La lengua, siendo no una facultad, sino un código o instrumento cuyo uso y dominio requiere un aprendizaje, nos remite al rechazo de toda postura que defienda el carácter innatista de la lengua. Por citar un ejemplo sencillo: si una pareja china adopta a niña ecuatoguineana y la llevan a China hasta que cumpla los catorce años, esta jamás podrá hablar el español o cualquiera de las lenguas autóctonas habladas en Guinea Ecuatorial. Simplemente porque en el entorno en el que se encuentra emplea el chino como instrumento comunicativo y no el español. Por consiguiente, podemos darnos cuenta de que la lengua no es una estructura genética con la que se nace, sino que es un conjunto de signos con los cuales el individuo debe familiarizarse, conocer, asimilar y hacer un buen uso de ellos para que el acto comunicativo sea eficiente.

Durante años, muchos han pensado erróneamente creyendo que los seres humanos nacen con una configuración lingüística predeterminada. Muchos piensan que el mero hecho de ser bubi o de nacer en el seno de una familia bubi, automáticamente debe uno hablar el bubi. Se ha ignorado, el aspecto del aprendizaje como una de las vías de adquisición de una determinada lengua.

La lengua, aunque sea un organismo vivo, esto no significa que sea como un ADN con el nacemos. Aunque dispongamos de la capacidad de comunicarnos, es importante reforzar dicha capacidad mediante el aprendizaje de una o varias lenguas. Es importante distinguir que existe una diferencia abismal entre estos dos conceptos: lengua y lenguaje. Desarrollar nuestra capacidad mediante la adquisición y el aprendizaje de nuestras lenguas, es la única forma que podemos permitir que este “organismo vivo” sobreviva a los distintos fenómenos lingüísticos que acaecen.

Si a temprana edad uno aprende su lengua materna, tiene pues desarrollados unos mecanismos lingüísticos que facilitan la facultad de comunicarse y poder decodificar a partir de la estructura de su lengua los patrones lingüísticos d una segunda lengua. No es de extrañar que muchos pueblos que han conquistado territorios sus respectivas lenguas, que en principio eran habladas por un grupo reducido, pasen a ser impuestas y por consiguiente habladas en los territorios que se dominan.

Las lenguas maternas constituyen el instrumento utilizado por los pueblos africanos para comunicarse, independientemente de las lenguas heredadas durante el proceso de colonización, y que constituyen hoy las lenguas oficiales.

Dentro del vasto estudio de las lenguas en sus diferentes aspectos (fonética, morfología, sintaxis...), la dialectología juega un papel muy importante. Pues se encarga de conocer los aspectos diferenciales que presenta una lengua común, desde un punto de vista geográfico, socio-histórico, sintáctico, fonéticos, fonológicos, etc.

El desarrollo progresivo de la teoría lingüística ha tenido una repercusión en lo referente a la metodología de la lengua materna. A lo largo de los años los lingüistas han dado sus aportaciones y resaltando la importancia que reviste la lengua materna, el profesor Antonio Quilis, afirma que es necesario distinguir entre la enseñanza de una segunda lengua y la enseñanza de la lengua materna y señala también que “el objetivo de la enseñanza de la lengua materna es el de mejor conocimiento, desarrollo y compresión”.

Sin embargo, la falta de metodologías sistemáticas para la investigación y el aprendizaje de nuestras lenguas es uno de las variables cuyo valor debemos hallar. Esta deficiencia es la que dificulta la estandarización de nuestras lenguas. Gracias a los esfuerzos individuales de unos pocos investigadores, disponemos hoy de los pocos documentos escritos que hablen de nuestra cultura, religión, arte, música y lengua de nuestros pueblos. Pero, sí podemos aferrarnos a esta raíz para seguir creciendo. para ello se deben desplegar todos los esfuerzos para sistemizar una norma que rija los patrones de nuestras lenguas.

EL BUBI: LENGUA O DIALECTO.

“Si hablas a una persona en una lengua que entiende, las palabras irán a su cabeza. Si le hablas en su propia lengua,  las palabras irán a su corazón”.

Nelson Mandela.

A lo largo de los años, los investigadores y especialistas han tratado de acuñar una definición que responda a la pregunta inquietante respecto a la diferencia existente entre lengua y dialecto. Durante siglos se han utilizado estos dos términos, indistintamente, sin tener en cuenta los límites que existen entre ellos. Erróneamente muchos han denominado lengua, a lo que, en ocasiones, es un dialecto y viceversa, simplemente porque no se conocía de manera clara qué es lo uno y qué es lo otro.

Con el surgimiento de nuevas disciplinas lingüísticas, el anhelo por conocer de manera más profunda las lenguas y sus particularidades, ha llevado a muchos estudiosos a indagar al respecto. Uno de estos célebres investigadores es el llamado “Padre de la Lingüística moderna”, Ferdinand de Saussure. En su majestuosa obra titulada “Curso de Lingüística General”, concibe la lengua como un sistema de signos empleado por una comunidad lingüística como instrumento de comunicación. Este sistema de signos es un modelo general, abstracto, presente de manera colectiva en los cerebros de las personas que se comunican con el mismo código.

 Alvar afirma que las lenguas literarias (las que hemos heredado de los europeos), fueron originalmente modestos dialectos que con el surgimiento de disciplinas como la lingüística han adquirido un estatus de lenguas. Alvar define la lengua como “un sistema lingüístico caracterizado por su fuerte diferenciación, por poseer un alto grado de nivelación, por ser vehículo de una impórtate tradición literaria y, en ocasiones, por haberse impuesto a sistemas lingüísticos del mismo origen”.

Conociendo ya lo que concibe los lingüistas como lengua, la pregunta que se formularía es, ¿qué es un dialecto? A lo largo de los años se ha confundido mucho los términos lengua y dialecto, resultando difícil establecer un punto de divergencia entre ambos.

Según Chambers y Trudgill, el dialecto en un lenguaje común, es una forma de lengua subestándar de nivel bajo y por lo general rústica asociada a la clase trabajadora y otros grupos considerados carentes de prestigio.

Partiendo de esta visión y teniendo en cuenta la forma de vida que ha caracterizado a los países africanos, es obvio que se considere muchas lenguas africanas como dialectos. Sin embargo, esto es simplemente desde un punto de vista de un lenguaje común.

 Desde un punto un vista dialectológico, Marouzeau[1] afirma que el dialecto es “una forma tomada de una lengua en un domino dado” y Mattoso Câmara[2], partiendo de un punto de vista sincrónico dice que “desde un punto de vista puramente lingüístico, los dialectos son lenguas regionales que presentan entre sí, rasgos lingüísticos esenciales”.

Manuel Alvar[3], partiendo de las dos posturas anteriores, sostiene que ambas definiciones son insatisfactorias. Según él no sólo se debe tener en cuenta los factores sincrónico y dialectológico, sino también el “factor diacrónico extralingüístico”. Este factor es la historia de la misma lengua, su evolución y su posible contacto con otras lenguas que contribuyen al enriquecimiento de la misma.

Uno de los factores que facilitan el surgimiento de un dialecto, es la segmentación territorial. Basta con ver cuán separados están los territorios que tienen una lengua común y la distancia que los separa para poder percatarse de las convergencias y las diferencias entre un territorio y otro. Siempre se podrán notar algunas diferencias en el tono, la articulación, el léxico, la estructura sintáctica de las secuencias oracionales, etc. También las peculiaridades de una zona determinan la diferenciación. Por ejemplo, los usuarios de una determinada lengua que viven en una zona montañosa y los que viven en una zona costera no emplearán los mismos registros idiomáticos, para expresar la realidad de cada zona. Haciendo un análisis retrospectivo en relación al asentamiento de los bubis, podemos deducir que las distintas oleadas que constituyeron la llegada de los bubis en la isla y su posterior asentamiento; han sido el punto de que ha marcado la segmentación territorial de esta lengua.

No es de extrañar que algunos registros idiomáticos y costumbres de los pueblos costeros, no se observe en lo no costeros. Por ejemplo: la zona de los Batöisimba[4] están asociados con la vida del mar, incluso en sus rituales se puede ver una clara evidencia. Este es el caso del Bötöí[5].

La palabra dialecto, desde un punto de vista puramente lingüístico, significa “diferenciación”. No es de extrañar que los dialectos derivados de una lengua común presenten rasgos semejantes y al mismo tiempo, aspectos diferenciales. La geografía, según Alvar, “es la precisión dentro de la cual se han cumplido todos los hechos lingüísticos”. Una misma lengua hablada en distintas zonas, presenta sus peculiaridades y diferencias según los distintos territorios en los que dicha lengua es hablada.

La hipótesis formulada por Manuel Alvar se enmarca en el contexto del español y otras lenguas habladas en España; como una fragmentación de una lengua madre común: el latín. En esta misma línea, Alvar sostiene que el dialecto es “un sistema de signos de una lengua común, con una limitación geográfica concreta y sin fuertes diferencias frente a otros de origen común”.

Dialecto es también un término aplicado a menudo a las lenguas que no tienen tradición escrita, especialmente las habladas en los lugares más aislados del mundo. Y por último también se entienden como dialectos “algunas clases de desviaciones de la norma, aberraciones de la forma estándar o correcta de una lengua[6].  También se concibe como un “sistema lingüístico derivado de otro; normalmente con una concreta limitación geográfica, pero sin diferenciación suficiente frente a otros de origen común”[7].

El hecho de que varias lenguas africanas carezcan de tradición escrita es lo que hace que se cataloguen, muchas de ellas, como dialectos. Pero, en este contexto, no podemos ceñirnos a esta definición. El del bubi es uno de esas lenguas ágrafas, a pesar de los recientes trabajos realizados. Aunque pertenece al grupo de las lenguas bantú cuyo sustrato de origen apenas quedan mucho de él (el protobantú), esto no debe catalogarla como un dialecto. Pues, el bubi puede gozar de la condición de lengua: ya que presenta a su vez unas particularidades según las zonas geográficas en que se habla. Estas variedades sí constituyen dialectos del bubi.


[1] Cit. Por Manuel Alvar (1996)“Manual de dialectología hispánica: el español de España

[2] Ídem.

[3] Ídem.

[4]Pueblos playeros. Asociados al ritual de la fertilidad.

[5] Rito de la fertilidad.

[6] J.K Chambers y Peter Trudgill. La dialectología.

[7] Diccionario de la Lengua Española.

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